jueves, 8 de abril de 2010

Censurame, no sé perder y lo aprendi de Uds.

QUERIDO SISTEMA SOCIAL DISCRIMINADOR PSEUDO PROGRE:

No me conocés, expresas no querer conocerme o al menos no me conoces tal como soy o tal vez no como yo quisiera que lo hagas. Soy inevitablemente una parte tuya, aunque a veces me hagas sentir que no lo soy, te avergüence y escandalice, pero soy tu habitual objeto de desestimación.
Te pido que te acostumbres a verme por todas partes de la mano, caminando, manifestándome, siendo fotos, letras, música, siendo arte, discursos, siendo millones sin volver de ninguna parte ni marcharme jamás, siendo secuencias inofensivas que supones deformadora de tus esquemas. Pero yo te pregunto.. Si exponés la perfección; ¿en cuánto tiempo creés que podés arreglar tu mecánica colérica tan desafinada?, sugeriría que te apresures… te estamos desmoronando.
Te propongo que me leas porque quiero que sepas quien soy sin las máscaras de tus prejuicios, sin los estigmas de tu discriminación, sin tus castigos y tus condenas, sin tu exclusión.
Yo siempre fui la “rara” o la “freaky”, de la salita verde del jardín, del aula, de la facultad, del boliche, en fin “la rara”.

En el jardín de infantes me sentía sapo de otro pozo cada vez que la maestra nos decía que fuéramos al rincón de juegos para nenas. ¿Y por qué no puedo jugar en cada rincón?, ¿no puedo jugar un rato mas con ellos los chicos de la canchita?, ellas no quieren que juegue con las muñecas, y de verdad que no entiendo ese juego aunque de be ser muy lindo para quien sí, seño.. no me retes si miro por la ventana me gustan los árboles y las bicis, me cansaban las paredes color pastel, pero ¿como decírtelo?
Debo reconocer que me costaba horrores adaptarme a las circunstancias y nunca aprendí el papel correcto que tenía que desempeñar. Tal vez porque me aburría jugar a la mamá-ama de casa. Lo cierto es que no podía concebir la idea de que nuestra misión en la vida se limitara a coser y bordar como buena señorita de san Nicolás. Yo quería otras misiones mas arriesgadas, más ambiciosas. Anhelaba otros planes para mi futuro pero no sabía muy bien cuales serían. Mientras tanto seguía siendo “la rara” entre el montón de nenas que interpretaban perfectamente su papel.
Ser desafiada e inentendida, era mi condena por atreverme a elegir ser “rara”. Pero no nos confundamos “rara” es una palabra que no me gusta por su connotación negativa y estigmatizante. Por eso yo prefiero decir que era diferente. Lo soy. Y estoy convencida de que la diferencia nos hace únicas e irrepetibles a las personas pero de ninguna manera nos hace mejores o peores; ni superiores e inferiores entre sí. Por eso creo que la diferencia no tendría por que separarnos a las personas.
Yo soy diferente porque me gusta transitar por la senda de la libertad, porque no dejo que las normas y los cánones sociales coarten mi autonomía al punto tal de perder mi identidad en la identidad de una masa. Yo pienso, creo, sueño y amo en el marco de la libertad por eso soy diferente pero no merezco tu castigo, ni tu condena, ni tu tolerancia. Merezco tu respeto. Y si me lo negaste ayer y si me lo seguís negando hoy quiero que sepas que no voy a cambiar mis planes.
que mi misión es hacer el intento una y otra vez para transformarte y construir junto a otros una sociedad diferente basada en el respeto a los diferentes. Es arriesgada. Es ambiciosa. Es el tipo de misión con la que fantaseaba cuando era apenas una nena “rara”.

Me divierte sacarte la lengua cuando hace frío, también sé como mirarte de reojo pero no lo hago, ¿aprendes del ejemplo?. Te quiero enseñar a adaptarte al cambio y que cuando te burles veas que tus chistes pasaron de moda, como las antorchas, las sotanas, y tus practicas de restricción.
Prima el cambio, respiralo.


Disculpe las molestias señora sociedad democrática y participativa, estamos trabajando para Ud. sepa comprender.

Firma atentamente: “una mina diferente”.

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